Quién ha dicho que los niños no pueden responsabilizarse de sus perros? Lo que no debe nunca pretenderse es que toda la responsabilidad recaiga en el niño, independientemente de la edad que tenga el niño. Si bien los padres deben ser conscientes de que el peso mayor del cuidado del perro recaerá sobre ellos, desde la llegada del cachorro, deben estimular a los más pequeños a «cargar» con alguna responsabilidad sobre el animal, por pequeña que esta sea.
Hay multitud tareas que el niño puede llevar a cabo y que, al igual que realiza diariamente los deberes del «cole», ha de cuidar a su perro en la tarea que se le mande. Muchas veces bastará con que en el paseo o paseos diarios que el perro realice, el niño acompañe al mayor, dejándolo éste que lleve al animal de la correa enseñándole a no tirar, por ejemplo.
Otra responsabilidad que el niño puede tomar es jugar con el cachorro. A parte de resultar divertido para ambos es un ejercicio básico de socialización tanto para el perro, cuando es pequeño, como para el niño.
Todos los ratos que el niño jugue con el perro son «vitaminas cariñosas» que ambos reciben.
Los juegos, sobretodo al principio, deben ser supervisados por un mayor a fin de que realmente sea esto, un juego y no se convierta en una pelea o en un ejercicio de a ver quién domina sobre quién.
En el area de la alimentación, el niño también tiene mucho que decir. Así, después de hacerle ver lo importante que es la alimentación ya no sólo en el perro, sino en los mismos humanos, el hecho de que esta fundamental necesidad recaiga sobre él y que gracias a su colaboración el animal crezca sano y fuerte, le hace adquirir una importancia que en el caso de realizar esta tarea su padre o su madre el niño no percibiría.
Desde el punto de vista cívico los mayores deben acostumbrar a los más pequeños a recoger alguno de los exrementos de su cachorro desde que éste entra en su nuevo hogar. Por supuesto que esta práctica debe continuar cuando el cachorro empieza a salir a la calle y realiza sus deposiciones en ella. De esta forma se irá consiguiendo que futuras generaciones no carguen con el serio problema que representa a nivel ciudadano el tema de la responsabilidad de los dueños de los perros para recoger las deposiciones de su animal.
Es suma, los niños deben ser responsables de sus animales dentro de unos límites los cuales deberán ser establecidos por sus mayores que son, si duda, quién mejor los conocen.