La etapa de socialización es un periodo por el que deben pasar todos los cachorros para convertirse en un adulto equilibrado. Tanto el contacto con su madre y hermanos como el vínculo que establece con sus nuevos propietarios resultan claves para que el perro pueda sentar unas buenas bases de cara al futuro.

Durante el proceso de socialización, el cachorro aprende las normas adecuadas para vivir e integrarse en la sociedad, encontrar su lugar y ejercer una actividad. Se trata de preparar al perro para la vida en sociedad, en cohabitación con sus congéneres, los humanos, con otros animales, en la ciudad o en el campo…. En definitiva, la clave está en ponerle en contacto con todo lo que comporta el medio en el que vivirá en un futuro, con el fin de facilitarle la adaptación y el buen desarrollo.

En las primeras etapas de la vida del cachorro, cuando la manada todavía se encuentra unida y no se ha separado a los cachorros para trasladarlos a sus nuevas familias, las interacciones que se dan entre ellos contribuyen de forma decisiva a la asimilación de una serie de normas que rigen las relaciones dentro de su especie. Los comportamientos alimenticios y de exploración, juegos, conflictos, simulacros de combate o de predación….muchas actividades que a nosotros nos parecen simples juegos tienen detrás una motivación clara: la de aprender a convivir con los suyos.

Este tipo de aprendizajes son básicos para su buen desarrollo. Por este motivo, es altamente desaconsejable separar a los cachorros de su madre y hermanos antes de que cumplan 7 u 8 semanas, pues durante este tiempo aprenden las normas que deben regir su relación con otros perros. Si los pequeños son separados demasiado pronto, no tienen tiempo de adquirir comportamientos de autocontrol canino que posteriormente le serán de gran ayuda.

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UNOS BUENOS CIMIENTOS

Os dais cuenta de que, desde su llegada a vuestro hogar, vuestro perro o vuestro cachorro muestra un miedo sorprendente antes determinadas situaciones. En este caso,  debéis ser prudentes y tratar de que vuestro perro no se vea expuesto a excesos. Por ejemplo, no es en absoluto conveniente que le llevemos a un lugar ruidoso o a una fiesta, puesto que corremos el riesgo de provocarle un trauma irreversible. Tampoco es cuestión de encerrarlo en casa y esperar a que el miedo le pase con la edad. ¿ cómo aprenderá a  desarrollarse en esta situaciones y a perder el miedo si no se enfenta a ellas? Con un poco de experiencia y conocimientos de psicología canina, mano izquierda y mucha paciencia, el propietario de un perro con este tipo de problemas podrá ayudar a su compañero a descrubrir nuevas situaciones, sin sufrir estrés.  Sin embargo, en ocasiones es imprescindible que recurramos a un especialista en educación o comportamiento canino, quien sabrá darnos las pautas para resolver el problema.

Esta fase es conocida con el nombre de intra-específica, ya que el individuo aprende los códigos de su especie. La madre actúa en ese momento como un agente de socialización privilegiado, pero no es el único. El resto de integrantes caninos del grupo intervienen también en el aprendizaje y la formación de los pequeños, siempre y cuando les dejemos la oportunidad de intervenir. Algunos criadores optan por encerrar a los cachorros por miedo a que otros ejemplares adultos puedan lastimarles de forma accidental. Sin embargo, esta práctica es completamente contraproducente, puesto que cuantos más contactos presente el cachorro, mejor será su socialización.

LA INTERVENCIÓN HUMANA

El ser humano interviene en la fase denominada inter-específica, que permite entrar en contacto con otras especies: el ser humano ( a través de manipulaciones, contactos afectivos e inlcuso cuando no se produce ninguna interacción provocada ), otros animales ( gatos, caballos, cabras, ovejas, pájaros, etc. ). Del mismo modo, dentro de esta fase se encuentra también el contacto que establece el perro con objetos de la vida diaria, como pueden ser los coches, ciclistas, peatones, herramientas del jardín como por ejemplo segadoras, juguetes de niños, aspiradora…

Estos dos períodos se  superponen y son fundamentales. Lo ideal es que el perro se vea expuesto al mayor número posible de situaciones en las que podrá encontrarse a lo largo de su vida y en las que deberá desenvolverse con normalidad.

Bernadette Quéinnec, en su artículo » Socialización y desarrollo del cachorro » (1981) explica que «el criador debe pasar bastante tiempo con los cachorros, dejar que estos lo huelan y le laman, a la vez que se dejan manipular y escuchan su voz. Los cachorros acostumbrados a ser manipulados desde pequeños serán más fuertes tanto desde el punto de vista psíquico como físico que sus congéneres que no han experimentado esta manipulación. (…) Los cachorros sometidos desde el nacimiento a estímulos repetidos posteriormente se convirtieron en perros con muchos más recursos que los que no tuvieron este tipo de estímulos.»

A medida que pasa el tiempo, la capacidad del cachorro de asimilar nuevos conocimientos va disminuyendo ( sin llegar nunca a eliminarse por completo ). Si adoptais un cachorro criado prácticamente en aislamiento hasta los 5 meses y lo llevais a vivir a la ciudad con tres niños pequeños, es probable que se estrese por todo lo que va a descubrir de repente y por tener que enfrentarse a una situación para la que no está preparado.

Artículo de Todo perros nº 149

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EL PELIGRO DE LA HIPERESTIMULACION

Es importante que no caigamos en el extremo de hiperestimular a las crías. Del mismo modo que la jornada escolar de nuestros hijos no dura 12 horas, no podemos pretender estar todo el día estimulando a nuestro pequeño compañero canino, pues lo más probable es que lo llevemos a sobrepasar su límite de tolerancia. Es indispensable que le dejemos un tiempo de descanso. Por lo tanto, seamos siempre prudentes y no atosiguemos en exceso al perro, si no queremos provocarle un trastorno de comportamiento.

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